martes, mayo 08, 2007

Una pesada carga

La razón por la que alguien decide no leer un libro, no es debido a los cientos de páginas, o a causa de las muchas letras y pocos dibujos, sino como resultado de la carga inmaterial originada por los promotores, que lo han convertido en algo inalcanzable y poco interesante.

En el ánimo de ayudar en la promoción, el inexperto promotor (por más erudito que sea), termina por incrementar el número de lectores potenciales, que caen en las redes extendidas de cualquier entretención, pero menos en la que ellos buscaban.

Y es que algo simple como una historia envuelta en papel, la van convirtiendo -hasta eso que con buena intención- en un documento tan ajeno al sentir de un prójimo común y corriente, que tiene como resultado el rechazo, por considerarlo un elemento extraño, y, por si fuera poco, un latente originador de problemas.

Al recorrer un centro comercial, es posible toparse con señoras sentadas en bancas, absortas en las páginas de las novelas de ‘Bianca’, las cuales, dicho sea de paso, están integradas por sólo texto y ninguna ilustración: ‘Bianca ofrece fantasías modernas. Sus heroínas son mujeres independientes que no temen tomar la iniciativa y sus héroes son el tipo de hombre que gustaría a cualquier mujer. La relación entre estos dos personajes está siempre envuelta en el romance, con escenas de amor explícitas’, revela el sitio de internet, de la empresa editora de esos relatos, entre los cuales se encuentra también ‘Jazmín’, ‘Julia’, ‘Deseo’.

Lo anterior, viene a romper con la falsa creencia de que el posible lector, prefiere lo visual como apoyo en el proceso de lectura.

En el mismo centro comercial, en una plaza, en un autobús, o en general, en cualquier sitio, los escasos lectores (comparados, por supuesto, con el resto de la población que se encuentra en el mismo sitio, y al mismo tiempo, que los sujetos en mención) tienen en sus manos todo tipo de textos, a excepción de esos que tanto añoran los cultos soñadores: bella literatura.

Pocos o muchos lectores, eso es lo de menos en estos momentos, la clave aquí para los promotores, es aceptar que la estrategia de ensalzar lo que sin duda tiene un enorme valor sociocultural (nadie cuestiona el aporte de la literatura en algunos campos), lejos de ayudar termina por espantar.

Una novela aceptada por los círculos literarios, contiene los mismos elementos, la misma trama o argumento (aunque distinta forma de redacción, lo cual abre la posibilidad para otra pista) que un relato poco serio en términos de reconocimiento público.

Solo que la novela ‘culta’ lleva sobre sí un pesado lastre creado por lectores a lo largo de generaciones, quienes le han otorgado diversos atributos mas allá de lo que un simple manojo de papel con letras impresas pueda tener. Una novela ‘intelectual’ es -según sus adoradores-, liberadora de mentes, promotora de la imaginación, fuente de sabiduría, profesora de idiomas, historiadora, nana, amante, amiga, y quién sabe cuántas cosas más.

Pero el lector potencial no busca eso (por lo menos la mayoría de las personas que no son consumidores de literatura) o no de forma tan evidente. Pareciera ser que cuando alguien decide emprender la labor de leer, toma lo que lo haga sentir más tranquilo y menos ofendido –para que en caso de que la lectura resulte aburrida y decida abandonarla, no exista cargo de conciencia-, y una ‘bella obra’ es justamente todo lo contrario.

El problema pues, llega por el lado de la mitificación del libro, sobre todo cuando se descubren casos de personas que, desconocedoras de la trayectoria de un autor, de su obra, y de las presuntas bondades que el documento posee, lo leen y lo disfrutan.

El punto 9 del ‘Decálogo de la promoción eficaz’, plantea lo siguiente:
9) Desmitificar al libro, su contenido y al autor: No hay algo que complique más el acercamiento entre dos entes, como la falta de empatía; un libro es sólo un trozo de papel con tinta, el contenido vale en la medida que sea descifrado por el lector, y el resultado no siempre coincide con lo que el escritor quiso decir; el autor, por su parte, es un simple ser humano que encontró, en compartir experiencias, su forma de vida, pero hasta ahí. http://victormartinezceniceros.blogspot.com/2007/04/el-declogo-de-la-promocin-eficaz.html

Los caminos para posibles soluciones sobre este intrincado tema, son menos complicados de lo que parece; hace falta una buena dosis de voluntad, pero también de apertura, de arrojo, y un poco de ingenio.

sábado, mayo 05, 2007

La otra feria del libro

Es grandioso escribir textos progresistas y revolucionarios, aunque las aportaciones jamás se lleven a la práctica; eso no importa, por que lo verdaderamente valioso es mostrar el poder y la influencia de los conocimientos acumulados.

Para el fundador de la ‘feria del libro ambulante’ en Mexicali, fue más sencillo poner en funcionamiento sus sueños que teorizar sobre ellos. No cualquiera tiene el valor civil de utilizar su vehículo como estante motorizado y muchos menos hacer a un lado la fina y elegante verborrea, los sueños de grandeza empresarial y cambiarlos por ‘utopías’ tangibles y medibles.

Con cierta frecuencia, este personaje, subestimado por las cultas huestes, recorre los centros educativos, y literalmente, tapiza de pe a pa su unidad, con libros que seguramente ya consumió, o con muchos otros que le hacen llegar las decenas de clientes satisfechos, que vieron cómo lo irreal comienza a tomar forma, cuando se tiene la decisión de implementar una idea.

El asunto es simple: aunque no muy popular, su feria del libro o su venta ambulante de libros, resuelve diversos tipos de problemáticas, desde la interna, que en ocasiones suele acompañar al lector consciente (¿qué hago con el libro que ya leí?, ¿de qué me sirve tanto papel acumulado?), hasta la comercial (puede convertirse en un negocio redondo, de esos que dejan ganancias –sin que eso le quite el sueño o sea su principal motivación- y brindar un sentido beneficio al prójimo), por que los gastos de operación son mínimos: combustible para el traslado, mantenimiento al vehículo, y una buena sombra para guarecerse del sol.

Eso además, representa una opción accesible en costos para el consumidor: libros verdaderamente baratos, y casi a la mano, sin necesidad de recorrer grandes distancias: el libro a la puerta de tu escuela.

El problema con las ferias del libro, en su formato más popularizado, es que su diseño no resulta tan eficaz, si lo que realmente se busca es que un ser sin libro, se haga de uno, lo lea, lo llegue a disfrutar, y le encuentre una repercusión en la vida diaria. Los gastos pueden ser tan enormes, comparados con las ganancias (en pesos, centavos, pero sobre todo en nuevos lectores o en el fortalecimiento de los ya existentes) que su continuidad se explica solo por el lado del prestigio cultural que pueda brindar a los organizadores.

(Para mayor referencia sobre el tema, revisar los textos ‘El reto de la feria’ y ‘El éxito de la feria’, en http://victormartinezceniceros.blogspot.com/2007_02_01_archive.html)

En el mundo del prestigio resultante de tener mucho dinero, las comprobadas acciones que sí ofrecen resultados, son relegadas por los promotores del desarrollo económico y por los promotores oficiales y oficiosos de la lectura. Son el típico caso de las ‘walmarts’ contra los abarrotes, solo que en este caso, las enormes estructuras burocráticas difícilmente compiten con los changarritos, solo ganan en apariencia física (instalaciones suntuosas), pero pierden en cercanía y contacto con el publico: El changarrero sabe el valor de lo que tiene y por eso sabe cómo venderlo; los libreros venden libros de la misma forma que si fueran paletas.

Lo atractivo y arrojado, sería que un autor realmente necesitado de lectores y no de reconocimiento, se acercara al librero ambulante y ofreciera el producto de su esfuerzo intelectual, a costos bajos, o bien, promover el surgimiento –espontáneo o no- de más de estos emprendedores. Lo triste sería que eso, que surgió como algo natural, terminara convertido en una típica feria del libro pero ahora en versión automovilística, patrocinada por una agencia de carros nuevos…