martes, febrero 27, 2007

Más sobre lenguaje y literatura

En el caso de las imágenes, el debate sobre lo bello -si bien contiene bifurcaciones-, posee dos elementos que fortalecen la menos subjetividad posible: la propia naturaleza, y nuestro sistema de visión.

Una foto ‘bella’ para el grueso de la población, y no para estetas de la imagen, es lo más cercano a momentos específicos que una cámara logra arrebatar a un paisaje, o a un ser humano; lo vemos, lo palpamos, y por ende, podemos comprobarlo. La naturaleza no tiene horizontes descuadrados, ni cielos amarillos; nuestra mirada procesa lo que vemos, de forma equilibrada.

Con los avances de la tecnología, un ‘no fotógrafo’, puede crear imágenes hermosas o bastante emotivas y con ello, comunicar un mensaje de forma eficaz sin dejar de ser él, o invadir otra esfera que no le corresponda.

Pero con la palabra escrita es distinto, porque muy contadas personas, se comunican con los esquemas planteados en las obras literarias; deben ser escasos quienes expresan su amor con un soneto bien logrado (no obstante, que muy en el fondo, todo enamorado quisiera ser un aprendiz avanzado de Pablo Neruda).

La belleza del idioma no está presente en la naturaleza, aunque para muchos haya sido fuente de inspiración la primavera o un atardecer; la perfecta estructura gramatical puede decir mucho, sin embargo es fácilmente sustituible, y así ha sido para el mayoría de los mortales.

Debe de haber alguna justificación para que las imágenes verbales se fortalezcan en cada creación literaria, y haya nulo espacio para un trabajo que retome la espontaneidad de la vida cotidiana.

En diversas manifestaciones artísticas (el cine es un buen ejemplo), es posible ubicar trabajos que son un fiel espejo de la forma de pensar y sobre todo, de expresarse, de determinados segmentos en la sociedad; esa frescura se pierde una vez convertida en papel.

Hubo un caso cinematográfico bien logrado: ‘Tiempo real’, una producción mexicana del 2003; una cruda muestra de la manera en que el género masculino de este país, se comunica en círculos de entera confianza. ‘Todo sucede como en la vida, sin edición, y sin manipular la duración del tiempo’, establece la sinopsis en http://www.tiempo-real.net/index2.htm.

Asumo que la belleza en el lenguaje, debe de ayudar a expresar mejor un sentimiento, porque la cortedad de palabras limita la inmensidad de ideas que pueden quedarse en el tintero mental.

El problema, es que existe la sospecha de que el uso del lenguaje ‘amena y profusamente exornado de galas retóricas’, es uno de los elementos que mantiene alejados de la palabra escrita reunida en un libro, a muchos, por eso vale la pena una discusión a fondo.

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