Leo, luego insisto
Tal vez, una explicación satisfactoria sobre libros y lectura llegue por el lado del campo de la semántica. Resulta más sencillo, al menos en español, intentar resumir en una sola palabra, su significado real y lo que se desea, aunque en la práctica, no funcione.
De las ocho acepciones, que la Real Academia Española de la Lengua, da para el vocablo ‘leer’, la primera establece el siguiente significado: ‘pasar la vista por lo escrito o impreso comprendiendo la significación de los caracteres empleados’.
‘Leer’, pues, en su más pura esencia, establece claramente sus límites, y no involucra algún otro proceso; su origen en el latín, es aun más preciso, 'leer' viene de ‘legere’, un término relacionado con lo que hoy entendemos como recoger y escoger. Para leer, es necesario únicamente tomar de lo que hay, y punto, no existe un mas allá.
Algo similar pasa con ‘libro’; la Unesco define estas condiciones básicas: ‘Se entiende por libro una publicación impresa no periódica que consta como mínimo de 49 páginas, sin contar las de la cubierta, editada en el país y puesta a disposición del público’ (‘Recomendación revisada sobre la normalización internacional de las estadísticas relativas a la producción y distribución de libros, diarios y otras publicaciones periódicas. 1° de noviembre de 1985’. www.unesco.org).
Derivado del latín ‘liber’ o corteza de árbol/membrana, el libro por sí solo, es incapaz de responder inquietudes o crear estados de armonía.
Es más, incluso hasta para llegar a un consenso en la definición de ‘literatura’ (término tan socorrido por los personajes ‘cultos’ que promueven la lectura), existen puntos divergentes. Lo único claro, es que el griego ‘grammatikee’ y el subsiguiente latín ‘litterae’ quieren decir algo así como una instrucción o un conjunto de saberes o habilidades de escribir y leer bien, y en el pasado, se le relacionaba con el arte de la gramática, la retórica y la poética.
La cosa es distinta, con el origen de la palabra ‘lección’; para los griegos antiguos ‘maqema’ ‘o ‘mázema’ (la palabra utilizada para las lecciones) era igual a aprendizaje.
Pero hoy día, sobre todo en los círculos ‘culturales’, existe tozudez por incluir tácitamente en el vocablo ‘leer’ y sus derivados, una acción meta-significativa. Leer, ciertamente, implica una actividad (como el verbo que es), pero con fronteras bien definidas, no existe algo después del acto de pasar la vista y comprender los signos, a menos que sepamos lo que se deba de hacer.
La frase ‘leo, luego existo' -una derivación pretenciosa de lo escrito por René Descartes en el ‘Discurso del Método’. Editorial Diana, pp. 64-, busca coronar todo un proyecto que no reporta resultados tangibles, aunque si política y culturalmente correctos. En el apartado ‘Lectura y libro’, de su informe de labores 2001-2005, a la anterior titular de Conaculta, le es imposible hablar de la formación de nuevos lectores, o de cantidad de personas beneficiadas con sus programas de promoción. (http://www.conaculta.gob.mx/informe2005.html).
Que alguien –como los muchos que existen- pregone que tras la lectura, el humano se convertirá en un mejor ser, pero no comparta los cómos ni los porqués (por que los desconoce, o si los sospecha, no les otorga valor), hace el trabajo a medias. Queda bien claro, que las estrategias elitistas y ‘culturales’ para estimular el acto de leer, han sido ineficaces.
En primer lugar, por que es complicado determinar, de entre los buenos deseos y la fina verborrea, cual es el fin que buscan los promotores. Quizá lo mejor sería establecer metas multidisciplinarias involucrando diversos elementos para dejar en claro esta idea: Para sacarle mas provecho a la vida por medio del conocimiento formal, hay varios caminos por recorrer, y uno de ellos es, efectivamente, la lectura, comprensión, análisis y disfrute de uno o varios libros.
Es aventurado asegurar algo, cuando se carece de pruebas determinantes, sin embargo la simple observación de comportamientos, facilita establecer que, es posible que en la ciudad y su valle, se encuentren miles de personas dispuestas al mejoramiento de sus desempeños, pero que no se sienten identificadas con las ofertas disponibles.
De las ocho acepciones, que la Real Academia Española de la Lengua, da para el vocablo ‘leer’, la primera establece el siguiente significado: ‘pasar la vista por lo escrito o impreso comprendiendo la significación de los caracteres empleados’.
‘Leer’, pues, en su más pura esencia, establece claramente sus límites, y no involucra algún otro proceso; su origen en el latín, es aun más preciso, 'leer' viene de ‘legere’, un término relacionado con lo que hoy entendemos como recoger y escoger. Para leer, es necesario únicamente tomar de lo que hay, y punto, no existe un mas allá.
Algo similar pasa con ‘libro’; la Unesco define estas condiciones básicas: ‘Se entiende por libro una publicación impresa no periódica que consta como mínimo de 49 páginas, sin contar las de la cubierta, editada en el país y puesta a disposición del público’ (‘Recomendación revisada sobre la normalización internacional de las estadísticas relativas a la producción y distribución de libros, diarios y otras publicaciones periódicas. 1° de noviembre de 1985’. www.unesco.org).
Derivado del latín ‘liber’ o corteza de árbol/membrana, el libro por sí solo, es incapaz de responder inquietudes o crear estados de armonía.
Es más, incluso hasta para llegar a un consenso en la definición de ‘literatura’ (término tan socorrido por los personajes ‘cultos’ que promueven la lectura), existen puntos divergentes. Lo único claro, es que el griego ‘grammatikee’ y el subsiguiente latín ‘litterae’ quieren decir algo así como una instrucción o un conjunto de saberes o habilidades de escribir y leer bien, y en el pasado, se le relacionaba con el arte de la gramática, la retórica y la poética.
La cosa es distinta, con el origen de la palabra ‘lección’; para los griegos antiguos ‘maqema’ ‘o ‘mázema’ (la palabra utilizada para las lecciones) era igual a aprendizaje.
Pero hoy día, sobre todo en los círculos ‘culturales’, existe tozudez por incluir tácitamente en el vocablo ‘leer’ y sus derivados, una acción meta-significativa. Leer, ciertamente, implica una actividad (como el verbo que es), pero con fronteras bien definidas, no existe algo después del acto de pasar la vista y comprender los signos, a menos que sepamos lo que se deba de hacer.
La frase ‘leo, luego existo' -una derivación pretenciosa de lo escrito por René Descartes en el ‘Discurso del Método’. Editorial Diana, pp. 64-, busca coronar todo un proyecto que no reporta resultados tangibles, aunque si política y culturalmente correctos. En el apartado ‘Lectura y libro’, de su informe de labores 2001-2005, a la anterior titular de Conaculta, le es imposible hablar de la formación de nuevos lectores, o de cantidad de personas beneficiadas con sus programas de promoción. (http://www.conaculta.gob.mx/informe2005.html).
Que alguien –como los muchos que existen- pregone que tras la lectura, el humano se convertirá en un mejor ser, pero no comparta los cómos ni los porqués (por que los desconoce, o si los sospecha, no les otorga valor), hace el trabajo a medias. Queda bien claro, que las estrategias elitistas y ‘culturales’ para estimular el acto de leer, han sido ineficaces.
En primer lugar, por que es complicado determinar, de entre los buenos deseos y la fina verborrea, cual es el fin que buscan los promotores. Quizá lo mejor sería establecer metas multidisciplinarias involucrando diversos elementos para dejar en claro esta idea: Para sacarle mas provecho a la vida por medio del conocimiento formal, hay varios caminos por recorrer, y uno de ellos es, efectivamente, la lectura, comprensión, análisis y disfrute de uno o varios libros.
Es aventurado asegurar algo, cuando se carece de pruebas determinantes, sin embargo la simple observación de comportamientos, facilita establecer que, es posible que en la ciudad y su valle, se encuentren miles de personas dispuestas al mejoramiento de sus desempeños, pero que no se sienten identificadas con las ofertas disponibles.
0 Comentarios:
Publicar un comentario
Suscribirse a Comentarios de la entrada [Atom]
<< Página Principal